TRIBU UCONTROLERA: diciembre 2011

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AÑO NUEVO 2012

















Amigos, hoy volvemos para dar el necesario cierre a un ciclo que termina y la bienvenida a uno que comienza. Vamos a empezar con un reportaje que le hicimos el Domingo 17 de Diciembre al Rafa Pites en el campo de vuelo de Lugano, sobre su reciente viaje al 32º Campeonato Brasileiro de Vuelo Circular, en San Pablo, Brasil. Los dejo con el Rafa.



ENTREVISTA A RAFAEL MAURICIO PITES

Escriba — Ché Rafa, ahora que hay un viento endemoniado, ¿te puedo hacer unas preguntas?, no muchas...

Pites — Sí, claro.

Escriba — ¿Qué contás de tu viaje a Brasil?

Pites — Por ejemplo, la experiencia que fue poder llegar al aeroparque, sin colaboración de nadie, por supuesto, con una caja de vuelo, un avión, sin saber si me iban a aceptar la caja de vuelo, porque todos decían que sí, bueno la cuestión es que sí, se pudo viajar muy bien, con un pasaje barato, mil doscientos mangos no era muy caro el viaje. Estando allá, cuando llegamos a Guarulhos, la gente nos atendió bárbaro, fue realmente lindo, empezabas a sentirte importante, ¿viste? No eras un Juan de los Palotes.

Escriba — ¿Te habían reservado un cuarto en un hotel?

Pites — Sí, ahora te cuento. Bueno, llego al hotel, la ciudad es gigantesca, es grande, el lugar estaba en la zona vip de San Pablo. Una cosa para destacar es que el hotel estaba pre-programado, no hubo ninguna clase de problemas, la Federación de San Pablo se preocupó de que no tuviéramos problemas, el hotel es un hotel dedicado al deporte, estaba solamente con deportistas. Había una atención realmente muy buena. Cuando llego me encuentro con los cuatro jinetes del Apocalipsis, que eran Barrabino padre e hijo, y Don Ishkanian…

Escriba — ¿Y el cuarto jinete?

Pites — Era yo (risas). Bueno, salimos a cenar.

Escriba — ¿Qué nos podés decir del campo de vuelo?

Pites — El campo de vuelo, dos pistas realmente excelentes, absolutamente lisas, planas, se nota que estaban recién hechas, la última capa estaba recién hecha. Tenía tribunas, cosa que acá en Argentina no tenemos. Una de las cosas importantes que tienen que servirían para acá, es una red portátil para protección de la gente, para poder volar Team Racing en las pistas, ya que la pista de Team Racing no estaba totalmente alambrada. Esa red de plástico se colocó con unas estacas clavadas en la tierra; sería interesante implementar eso en la Argentina ya que ninguna pista, excepto en Rafaela, tiene alambrado perimetral. Entonces se podría hacer algo así, acá en el país.

Escriba — ¿Qué más te llamó la atención?

Pites — Una de las cosas importantes que se veían eran los elementos de medición, la computadora de vuelo, todos los elementos, realmente modernos, un tensor de cables digital, había anemómetro a disposición de la gente, había un lugar para estirar los cables y hacer tensión. Se hizo tensión en cada vuelo, como dice el reglamento, cosa a la que nosotros no le damos la más mínima importancia, y cada uno sabía perfectamente qué es lo que había que hacer. Habían leído el reglamento. Siempre hubo un delegado de la Federación a disposición de los participantes. Los tiempos de las rondas se cumplieron perfectamente: si dijeron a las ocho empieza, a las ocho empezaron; si a tal hora terminaba, a tal hora terminaron. Eso no parece, pero demuestra organización. Son detalles que tenemos que volver a implantarlos en el aeromodelismo, porque setenta participantes que había en San Pablo, contra nueve o diez que tenemos nosotros, cuando en la Argentina, en los años ´50, ´60 y ´70, éramos la cabeza del aeromodelismo en Sudamérica…

Escriba — ¿Qué más viste?

Pites — Otra de las experiencias agradables, es que había gente con mucha experiencia, con conocimientos, y todos tenían motores de primer nivel. Se podía estar seguro de que los motores andaban bien. Había motores desconocidos en Buenos Aires porque evidentemente los costos son altos. Había motores que se hacen a pedido en Estados Unidos, a mano, algo fuera de serie; habían pocos motores cuatro tiempos, habían muchos motores .51; había modelos de Yatsenko hasta modelos comunes fabricados por los participantes, todos de muy buen nivel; se veía una variedad de gente compitiendo, había gente con problemas de movilidad y participaban igual; había un chico de doce años, que era realmente lindo verlo volar. Se notaba que había fomento: vino una escuela con los guías de vuelo, eran fácilmente como cien o ciento cincuenta chicos, todos realizaban aeromodelismo en el mismo modelódromo.

Escriba — ¿Cómo es el modelódromo?

Pites — El modelódromo está integrado por una pista de autos slot, de más o menos 30 metros de recorrido, una mesa de arena con ferrocarriles, de gran dimensión, una pileta de agua para lanchas de carrera, y las pistas de vuelo circular, claro, todo en el mismo predio, manejado por la Municipalidad de San Pablo, con una limpieza y una puesta en funcionamiento muy buena. Hay un bufet muy barato, de muy buen nivel también. Realmente fue una experiencia, en lo que es la gente, y en la técnica, muy buena.

Escriba — ¿Y los Jueces?

Pites — Los jueces, todos jueces calificados, cumplieron los requisitos, no conversaban entre sí, o sea, cada calificación se notó que era imparcial, personal de cada juez, no había posibilidad de interacción entre los participantes y los jueces, eso se tomó muy en cuenta. El que tomaba los tiempos también, se notaba que estaba aleccionado o que tenía experiencia, que es importante a nivel concursante.

Escriba — Gracias Rafa, no te quito más tiempo por hoy. Te dije que eran pocas preguntas; además ya está parando el viento, ¿vamos a volar?

Pites — Dale, vamos.

Así terminaba este reportaje a uno de los próceres del aeromodelismo argentino, Rafael Mauricio Pites, piloto de F2B, y un experto bailarín de tango.















CON LA COLA ENTRE LOS CABLES

(En este momento la Tribu Ucontrolera gira su curso y entra de lleno en el campo de los relatos de ficción. Cualquier semejanza con la realidad es pura coincidencia.)


Durante varios años consecutivos, la comunidad del vuelo circular había esperado con ansias cada número de La Manivela, una conocida revista especializada en temas ucontroleros. Cierto día llegó en que, luego de algunos meses de espera popular, se publicó un nuevo ejemplar donde se anunciaba que La Manivela no saldría más, al menos por un tiempo. Aquél anuncio ensombreció a los lectores. Pero más sombrías aún fueron las extrañas circunstancias que llevaron a su Director, nuestro Jefe el Sr. Ariplano, a tomar tal decisión.

He pensado mucho antes de decidirme a contar lo que sigue, pero finalmente he llegado a la conclusión de que es necesario exponer los hechos tal y como sucedieron, para que entre todos, unidos como fieles lectores que somos, podamos ser de utilidad en la resolución de este duro trance por el que atraviesa el Jefe.
Una tarde de calor fui a su despacho a llevarle unas fotos para la revista. La puerta estaba abierta y entré. Lo encontré parado frente a la ventana, pálido como una resma, hablando por teléfono. Cuando me vió entrar, colgó y dijo lentamente, como si fuera lo más normal del mundo:

— Estamos en problemas. Mandinga vino a visitarme.

Como no estaba seguro de haber oído bien, le pedí que repitiera lo que acababa de decir.

— Lo que oís, Mandinga vino a visitarme.

— ¿Qué quería?

— Vino a ofrecerme un negocio. Quiere comprar La Manivela. Ofreció un billete muy importante. Dijo que La Manivela le hace bien a la gente, y que a él eso le interesa, porque le interesa la gente. Le dije que La Manivela no estaba en venta, que antes de vendérsela a él prefería dedicarme al radiocontrol o al macramé, lo mismo da. Dijo que si no se la vendía iba a hacer que me creciera pelo en la cabeza, y que nadie nunca más me iba a reconocer, a lo que respondí que no soy calvo por calvicie sino por navaja; entonces se puso violento y amenazó con prenderle fuego al tractor de la escuelita, a lo que le respondí que no iba a poder porque hay vigilancia las veinticuatro horas, y que esos gendarmes son tipos recios que no creen en Mandinga y lo iban a tirar a los chanchos hambrientos del fondo de la granja; entonces desistió de mala gana durante un momento para regresar a la carga con otra amenaza, peor aún que las anteriores: dijo que si no le vendía La Manivela, iba a meter la cola entre los cables cada vez que yo volara, de ahora en más y para siempre, y que nunca más iba a poder realizar un aterrizaje decente. Y que además, cada vez que participara en un combate, mi avión iba a dar dos vueltas y se le iba a parar el motor…

— Pero eso ya sucede hace rato…

— Eso le dije, pero igual insistió con meter la cola entre mis cables, y de sólo pensar que nunca más voy a poder aterrizar decentemente… ¡es intolerable! ¡horroroso! ¡no sé qué hacer!
El Jefe, presa de una crisis nerviosa, se hallaba al borde del colapso. Intenté calmarlo hablándole así:

— Desaparezca un tiempo, Jefe. Use peluca. Haga radio… no, eso no. Haga macramé. Cualquier cosa con tal de no vender. Vender nunca, Jefe, nunca, ¿me oyó? De usted depende. Si Mandinga ve que usted no publica durante un tiempo, se va a cansar y no va a insistir más. Después puede volver, cuando la pista se tranquilice…

Eso lo calmó de inmediato, y respondió:

—Prometo que voy a pensarlo, ¡gracias por tu ayuda! pero ahora… ¡hay que sacar el próximo número! ¡A trabajar!

Ahí quedó nuestra conversación aquélla fatídica noche. El tiempo pasó y todo volvió aparentemente a la normalidad. Entretanto salió la revista, donde Ariplano anunciaba la suspensión temporaria de las publicaciones. De este modo entendí que había decidido cultivar un perfil más bajo y hacerle creer a Mandinga que la revista no saldría más. Todo sea por el aterrizaje. Entonces fui a verlo a su despacho para ver si necesitaba que lo ayudara con algo, y allí lo encontré, solo, hundido en su sillón, con la mirada perdida, un cigarrillo en la mano izquierda y un yeso en la derecha.

— ¿Qué tiene, Jefe? ¿Qué le pasó en la mano?

— Mandinga regresó. Me quiso apretar otra vez con lo de la cola en los cables; cuando le dije que me dedicaría al macramé se puso furioso y me mordió; ¡casi se me cae la mano! Ahora debe estar pensando que me dejó afuera de las pistas y del tejido artesanal, pero no sabe que soy zurdo. De todos modos, antes de irse, dijo riendo que “sin querer” había metido la cola en la revista, y que algunas cosas habían resultado mejoradas.

— ¿Cómo cuáles?

— ¿Te acordás del instructivo que redactaste?

— Sí, ¿Qué hizo?

— Algunos agregados… ¡te juro que no sé cómo pudo pasar!

— Ese desgraciado… ¿Es grave?

Mirálo vos mismo, — me dijo pasándome el artículo. Después de leerlo, le devolví la revista y le dije:

— No se preocupe Jefe, no es para alarmarse. Los lectores que me conocen sabrán distinguir qué es de mi puño y qué no, ese es el beneficio de cultivar un estilo. Además, estos agregados no significan nada, son tan valiosos como la opinión de un caballo; con corregir lo publicado ya está.

— ¿Y qué hay de los lectores? Miles ya deben haber leído la revista… Eso sin contar los cien millones de chinos que nos leen todos los meses…

— Publique una “fe de erratas”, es lo que se hace en estos casos. Con eso bastará.

— Mmmm… buena idea, ¡eso mismo voy a hacer!

— Ha tomado la decisión correcta, así las cosas volverán a la normalidad. En cuanto a Mandinga…, no le dé bola, ¡hágame caso! Es un nabo.

— ¿Y si mete la cola entre mis cables?

— Ese es otro tema. Lo que puedo hacer es organizar una cadena de oración para que no se le acerque, ¿quién no va a dedicarle una o dos plegarias por semana? Usted es un buen tipo y la gente lo aprecia: la cadena es un negocio asegurado.

— Espero que funcione, si no… ¡estoy perdido!

— No se preocupe, Jefe. Déjemelo a mí, yo me encargo de todo.
Después de aquél último encuentro no he vuelto a ver al Jefe. Éstas y no otras han sido las terribles circunstancias que llevaron al Sr. Ariplano, Director de La Manivela, a tomar el rumbo anunciado y conocido. Como le prometí al Jefe, estoy organizando una cadena de oración para que Mandinga lo deje volar, la que será posible gracias a las plegarias fervorosas, entusiastas y sincronizadas de los suscriptores. Un minuto de oración será suficiente, todos los sábados del verano a las cinco de la tarde, que es cuando Ariplano saca su modelo a tomar aire, y así, entre todos, ¡derrotaremos a Mandinga!

























EPÍLOGO Y BALANCE

Muchas cosas han pasado desde que se inició el 2011. Ahora, en el umbral de un nuevo ciclo, miramos hacia atrás y vemos que éste fue un buen año. Nos acordamos en primer lugar, de la visita que la EP hizo al Club Ciudadela en un día tórrido del verano pasado, aquélla tarde en que se entregaron los Reconocimientos Apuca 2010.

Después llegaron los días intensos del Nacional, allá en Rafaela, donde tuvimos la suerte de conocer a algunos de los mejores pilotos de la Argentina, reunidos en un mismo lugar. En esa oportunidad, además, entramos en contacto por primera vez con una categoría que no conocíamos ni de cerca, la Velocidad Fórmula Sudamericana. Sin lugar a dudas, el Nacional fue una experiencia tremendamente aleccionadora para nosotros. La asistencia a un evento de estas características es un hecho muy recomendable, se aprende muchísimo.

Luego recordamos nuestra visita al campo de vuelo de la Agrupación Marplatense de Aeromodelismo, en el marco del Encuentro Islas Malvinas, donde participamos en un vuelo de siete al mismo tiempo, sin que nadie tuviera un percance. Eso es lo primero que nos viene a la memoria, que quiere seguir soltando su contenido de buenos recuerdos.

En el 2012, el Encuentro Islas Malvinas espera reunir a un mayor número de ucontroleros no marplatenses, además de los que sí lo son. Queda abierta la convocatoria desde este momento para una caravana a Mardel en esos días, a ver cuántos nos prendemos. Espero que seamos una banda. Durante el verano vamos a dar más precisiones sobre este encuentro.

Después vino la Copa Martín Sepúlveda en Salto, Provincia de Buenos Aires, la cual se desarrolló por primera vez de un modo muy auspicioso y prometedor para el futuro del Slow Combat o Combate Lento en nuestro país.
















¡Qué bien la pasamos! ¿Verdad? De este encuentro, lo que más me impresionó fue el sentimiento con el que cada uno estuvo presente, la buena onda que cada uno puso, ya fuera participante, mecánico, juez, crono, camarógrafo, hinchada local o visitante, ¡y eso sin mencionar a los cocineros! Más de uno todavía se acuerda del cordero…

Nos queda el recuerdo también de los duros meses del invierno, en los que la EP debió soportar una bizarra invasión de paraguas en chancletas, brutos como mulas, los que finalmente fueron convencidos de desalojar definitivamente el campo de vuelo gracias a los buenos oficios de Cachín, nuestro intérprete en Klingon.
Después de esto vino un tiempo de trabajo intenso en la casita-estación, quedando su interior totalmente terminado. Ahora sólo falta pintar (a ver muchachos si nos ponemos las pilas y la terminamos durante el verano).

Habiendo cerrado la temporada de vuelos 2011 con el encuentro “Combate con Garra”, nos disponemos con el ánimo tranquilo a encarar un nuevo año. Esperamos que este 2012 nos encuentre a todos más unidos, para seguir creciendo como grupo, como comunidad, como aeromodelistas y como personas. Pavada de esperanza la mía, pero qué se le va a hacer: sin esperanza no hay vida, del mismo modo que sin vida no hay esperanza. Los sueños son el alimento del alma, así como el metanol lo es de nuestros motores.

LOS SALUDOS DE JUAN RINALDI PARA LA TRIBU
















Amigos, hasta aquí llegamos hoy. Saludamos y agradecemos al equipo de colaboradores de la Tribu que nos acompañaron y asistieron durante el 2011 con sus trabajos y aportes: Manu Zas (fotografía), Ringmaster Leone (video), Sensei Mestorino (asesoramiento técnico y video), Arturo Cellini (logística), Sergio Iriarte (reportero de campo), Cachín Mauri (asesoramiento técnico), Juan Rinaldi (corresponsal en España), Rafa Pites (corresponsal en el Once), ¡la Tribu sigue creciendo! Nos volveremos a encontrar entonces en el 2012, para darle algunos clics más de aguja a este espacio llamado TRIBU UCONTROLERA. Será hasta pronto.

FELIZ AÑO NUEVO! FELICES VACACIONES!
Y UN ABRAZO TRIBAL!

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