Hola Amigos!
Finalmente luego de meses de preparación, organización y trabajo en equipo, el primer torneo APUCA de Slow Combat, Copa MARTÍN SEPÚLVEDA, se hizo realidad.
Los gestores fundamentales de este encuentro fueron José Pasteris, Ricardo Arrayet y Carlos Perren, acompañados en la preparación del evento por un grupo de colaboradores, entre los cuales no ocupan un lugar menor los amigos del Aeroclub Salto.
En todo caso, Josesito y su señora se llevan las palmas por la voluminosa cuota de trabajo que aportaron para que esta Primera Copa Martín Sepúlveda se hiciera realidad.
Este encuentro empezó el sábado 3 de septiembre apenas pasadas las ocho de la mañana, cuando un par de ucontroleros provenientes de la capital se pasaron distraídamente más de diez kilómetros. Poco después José y un asistente debieron salir a la ruta a colocar un cartel para que no se perdiera nadie más.
Al regresar, Mario y su compañera estaban llegando al aeródromo. Luego llegó Cristian Koch, con el auto cargado con sus aeronaves bélicas. Poco a poco fueron llegando todos: Cachín Mauri y Roberto Mestorino, ambos acompañados de sus señoras, y trayendo un furgón lleno de aviones; los amigos de Rafaela, Carlos Perren y Esteban Rizzo, ambos experimentados ucontroleros, junto a Ricardo Lentasio, su hijo Mauricio, Cesar Vicino (hijo) y Juan Manuel Albornoz. De San Francisco llegó Mr Ron, un capo de las carreras; también estaba presente un amigo de esta casa, el Sr. Charly Grondona, quien no quiso perderse esta Primera Copa Sepúlveda y se vino desde Rosario con sus aviones. Procedentes de Buenos Aires también llegaron al Aeroclub de Salto Juan Carlos Pesce y señora. Un piloto del Club Ciudadela, el Sr Quique Tellado, fue quien estuvo a cargo de los vuelos de bautismo. Representando a los ucontroleros marplatenses llegó desde la costa atlántica el presidente de Apuca, Ricardo Arrayet, quien más tarde habría de sorprendernos en materia de combates. Raúl Leguizamón, más conocido como el Gaucho Poxipol, un veterano combatiente ucontrolero, se presentó con un auténtico Excalibur, diseño del propio Martín Sepúlveda. Provenientes de la Provincia de Córdoba llegaron para formar parte de esta fiesta el Sr. Marino Storti y su señora. También se encontraban presentes los Sres. Oscar Bendranas y Néstor Varas.
Del mismo Salto estaban presentes, obviamente José Pasteris y su inseparable secretario personal, Thomas Agustín Pasteris. También podemos dar cuenta de otro ucontrolero que tiene su domicilio en Salto y estaba presente en este encuentro, el Sr Laureano “Nano” Mangone, diestro piloto que en otras épocas formara parte del equipo marplatense de vuelo circular. Saludamos especialmente al Nano por su regreso a las pistas.
De la Escuadrilla Pantera estaban presentes los siguientes pilotos: Cristian Koch, Roberto Mestorino, Cachín Mauri, Mario Dolinsek, Arturo Cellini (quien vino desde Tierra del Fuego, miles y miles de kilómetros sólo para participar en el concurso), Juanca Pesce, Manuel Zas, el Rafa Pites que hace un tiempo se hizo salteño, y un servidor.
Es casi seguro que no estoy mencionando a todos los presentes en el encuentro, ya que se encontraban presentes amigos y familiares de los participantes, simpatizantes del u-control y una cantidad de gente que no había visto nunca pero que siguió atentamente cada combate de este concurso.
Después de la hora del almuerzo empezaron a llegar las visitas del lugar, pobladores de Salto que se arrimaron al aeroclub para ver qué era eso del slow combat. Hay que destacar la buena educación y el respeto que demostraron los habitantes de Salto durante la realización de todo el concurso: sin dudas se trató de un público de lujo.
Algunos niños se acercaron a la pista auxiliar para experimentar por primera vez el vuelo circular, instruídos por el Sr Quique Tellado, quien llevó adelante la tarea piloteando un legendario “Cosa”.
En la misma pista se pudieron ver también vuelos de team racing en pasto, realizados por pilotos de Rafaela. Allí también vimos volando sus acrobáticos a los pilotos Marino Storti, Charly Grondona, Rafael Pites y “Nano” Mangone.
La primera ronda de combates empezó poco después del mediodía, cuando la mayoría de los pilotos ya había pasado discretamente por la cantina en busca del esperado choripán.
Hace calor. A la sombra fresca del quincho que está junto a la pista, se preparan las cintas, cortando los rollos con una sierra. Otros pilotos preparan sus aviones, unos a la sombra y otros bajo el Sol, en la zona de boxes, delimitada por unas tiras plásticas. Pronto esta franja seleccionada para colocar los aviones con sus líneas estiradas se satura, y empiezan a alinearse modelos del lado de afuera.
Allí están los aviones de Mario, un Flite amarillo y un Bosta rojinegro como los del Sensei; el avión azul y rojo de Cristian y un nuevo engendro, negro y gris, del mismo autor; los modelos de Pasteris, un Pirata naranja y un Yak 55 versión Slow Combat, de diseño personal y apodado “Julieta”, ambos modelos de terminación muy prolija. También están presentes los flamantes Flite Streak de Arturo, verdaderos purasangre de combate. Otros Piratas muy coloridos se alinean al frente, los de los pilotos de Rafaela, Rizzo y Perren; livianos, ágiles y veloces, estos modelos inspiran respeto. Al frente de la hilera, un modelo raro, el Excalibur del Gaucho Poxipol, diseño del propio Sepúlveda, parece esperar el momento de entrar en combate. A un costado descansa tranquilamente el Edge 540 de Arrayet, demostrando que ya tiene todo listo y esperando que suenen los primeros silbatos. Un poco más al centro está el Barone Rosso, y a unos metros el Barone Verde, ambos aviones de Cachín Mauri. Durante el transcurso de feroces batallas aéreas acaecidas aquélla tarde, ambas aeronaves resultarían severamente dañadas.
Del lado contrario al sector de boxes podemos ver gran cantidad de aviones. Hay unos modelos grandes y desmontados, los acrobáticos del Rafa, también está su modelo de combate, un Nobler recortado, negro y naranja. A su lado hay dos estilizadas naves de alas celestes, son los Bosta de Mestorino, dos máquinas de slow combat que fueron probadas y mejoradas durante muchos años.
Junto a estos temibles pájaros mecánicos están alineados contra el alambrado los conocidos modelos a escala del Sensei: tres aviones de carreras Thompson, entre ellos el Pesco de las fotos, el B-17, un hidroavión, el Trumman Panther, un Defender, los Mig…; el último de la hilera es el Tábano azul y plateado de Manuel Zas.
Se sortean las parejas de vuelo, se llama a los pilotos, quienes acompañados de sus mecánicos ocupan la pista; los jueces en su sitio, silbatos, planillas, cronómetros, señales y motores que se encienden sin tardanza, pilotos que corren al centro y vuelos que se inician; los aviones llevando sus coloridas cintas, con un cielo azul plomizo de fondo; suena el silbato y las ágiles aeronaves que saltan a lo más alto de la cúpula para iniciar una persecución mutua: a cada escape a último momento, el público acompaña con exclamaciones y aplausos, cada corte es celebrado ruidosamente, y los accidentes, como en todas partes, son acompañados de un prolongado UH! Una vez terminado el combate, el aplauso de todos para ambos competidores ocupa el espacio sonoro del aeroclub, junto al canto de pájaros, la cumbia que brota del interior de algunos autos y el ronroneo distante de un motor de parapente. Esta escena se fue repitiendo a lo largo de la tarde, y modificando conforme transcurrían las horas. El Sol fue bajando y la luz sobre el campo se hizo cada vez más dorada, mientras se seguían sumando visitantes provenientes de la ciudad y sus aledaños. A la primera ronda de combates le sucedió una segunda vuelta, mientras la pista ya mostraba aquí y allá restos de madera y papel, señales inequívocas de la ferocidad desatada en ese sector del cielo, frente al quincho, como en un anfiteatro de pequeña guerra aérea. Hacia el fin de la tarde varios aviones habían quedado fuera de combate, y cada vez menos pilotos seguían en batalla. La Primera Copa Martín Sepúlveda concluye con un Sol rojo que se hunde en el horizonte pampeano, mientras un grupo numeroso de amigos, cansados y felices, se saluda y celebra el hecho de haber podido llegar hasta Salto para formar parte de este esperado encuentro. En la siguiente presentación en video se pueden ver imágenes del mismo.
Los resultados del concurso son los siguientes: Primer Puesto, Roberto Mestorino; Segundo Puesto, Ricardo Arrayet; tercer puesto, Max Herrera Seitz.
Más tarde se realizó una cena de camaradería en la cantina del aeroclub, donde se pudo hablar de muchas cosas que tienen que ver con nuestra actividad. Asimismo, el Profesor Mestorino nos entregó una emotiva semblanza de Martín Sepúlveda, quien fuera alumno suyo en la universidad.
Al día siguiente soplaba un viento huracanado, pero los objetivos del encuentro ya habían sido alcanzados y cumplidos; un almuerzo ucontrolero en la cantina fue acompañado por la entrega de premios y diplomas a los asistentes, donde también estaban presentes representantes de la dirección de deportes de Salto.
Una mención aparte merecen todos los integrantes de la cocina del aeroclub, quienes se esmeraron para que las visitas se sintieran bien, como en casa, preparando y cocinando los platos que se sirvieron en la cena del Sábado y el almuerzo del Domingo con mucha buena onda; también hay que nombrar a los mozos encargados de atender las mesas, tres pibes que laburaron como profesionales, y esto es algo que todos pudimos apreciar.
Saludamos entonces y muy especialmente a la gente que trabajó en la cantina del Aeroclub Salto: el Sr. Guillermo Becker y sus dos hijos, que oficiaron de mozos, también al Sr. José Luis Dueñas y a su hijo Luchi, también a Ezequiel Fraboni y Andrés Bagnone.
De este modo damos por terminado nuestro informe sobre la Primera Copa Martín Sepúlveda.
BREVE MIRADA SOBRE EL MES DE AGOSTO EN LA ESCUELA GRANJA JORGE NEWBERY
Amigos, antes de irnos por este mes vamos a dar una idea de lo que fue la actividad ucontrolera en la Jorge Newbery en los pocos días volables de agosto pasado. Afortunadamente, los días fríos y húmedos quedaron atrás, con sus lluvias, vientos e inundaciones. Y si bien el tiempo no acompañó las expectativas del grupo, hubo algunos pocos valientes de corazón ucontrolero no negociable, que plantaron su huella en el barro y pusieron sus aviones en el aire, por el simple e inexplicable placer de volar.
En este sentido, entre los primeros osados del mes que estuvieron dispuestos a realizar despegues y aterrizajes “todo terreno”, se cuentan Osvaldo, Mario y Sebastián, quienes pusieron en vuelo al ultraliviano del Sr Bernini. En el momento del despegue, este singular avión se colgó de la nariz durante un instante, pero Osvaldo lo recuperó de inmediato, y una vez que hubo cobrado velocidad, ya todo anduvo bien, y el vuelo culminó con el aplauso unánime de todos los presentes en el lugar.
Otro de los modelos destacados de agosto es el Fancy Pants de Carlos “Spraibar” Schwartz. Pudimos presenciar su vuelo en una tarde húmeda y gris, la del Domingo 7.
El modelo, de construcción muy prolija, también es liviano, y su motor, un ASP 30 de cuatro tiempos, lo lleva muy bien. Pueden verlo a continuación.
Finalmente, y sobre el mismo cierre del mes, pudimos conocer a otro modelo que esperábamos hacía rato, el nuevo avión del clan Panati, el APB-2.
Construído por Héctor y Leo durante el invierno, esta nave finalmente fue puesta en vuelo la tarde del Domingo 28, en un cielo limpio y sin nubes, y con poco viento. El diseño es de Leonardo Panati, y dispone de algunas mejoras con respecto al primer APB. Está motorizado con un OS LA 46 y fue volado con líneas de 21 metros. Al terminar la jornada, el piloto declaró a los medios: “me voy contento”. Si él lo dice, hay que creerle. En el siguiente video se pueden ver escenas de su primer vuelo.
Felicitamos a nuestros amigos por sus nuevos modelos, quienes con su dedicación y tenacidad propia de aeromodelistas y amantes del vuelo circular, siguen sosteniendo la presencia del u-control en la ciudad de Buenos Aires.
Estimados, cerramos así este informe Salto y Agosto, deseándoles
Buenos Vuelos!
Y UN ABRAZO TRIBAL!